Una mujer, extranjera, encerrada en un campo de desplazados tras la Segunda Guerra Mundial, quiere embarcarse hasta América, un mundo nuevo, pero su visado es negado. Se encuentra en una Italia de cultura antagónica a la suya, presa, sóla, deseperada.
Ante la angustia yerra en la elección para la fuga. Saldrá de allí para adentrarse en otra jaula, casándose sin amor, viaja junto a su esposo, Mario, hacia su nuevo hogar, Stromboli..
Mientras el ser subsiste en situaciones límites, forzado, alienado, condenado, busca su salvación a costa de un alto precio, que no valora entonces, pues su raciocinio cede ante necesidades primarias. La salida de su infierno suele ser por medio de un gran error, de consecuencias dolorosas mientras exista.
Huye el ser, y agota aún más su libertad, entra en una jaula de rechazo y desprecio, de pecado y mortificación. En una sociedad cerrada no se puede ser distinto. " Sacar el pie de la fila " es imperdonable a juicio de todos. El entorno fuerza al individuo para convertirlo en uno de ellos. El ente lo intenta, resiste luego. El sufrimiento se encadena al repudio.
Ya uno es consciente de su equivocación. La isla es como un laberinto mitológico, coronada por un volcán que todo domina. La suerte está echada y los desaciertos se pagan, el coste lo eleva el individuo que lo sufre a tenor de su natura.
¿ Quién alguna vez no ha deseado huir sin más ?, sin avisos, sin equipajes. Abrir una puerta, emprender un camino incierto, con la sóla luz de uno mísmo. Stromboli puede ser tu propio trabajo, tu familia, tu soledad. Un lugar de rechazo recíproco entre el individuo y los que lo rodean, y buscas la salida cuando no hay caminos, ni encrucijadas. Sólo cabe empezar a andar, a correr. No todos tienen el valor, nos aferramos en el amor, la responsabilidad, pero ¿ y si no amas , y si te sientes sobrar ?.
Emprendes la fuga, sin enseres. La naturaleza es un escollo, cruzar un volcán para buscar vida al otro lado del muro cuasi insalvable es una realidad cuando ya estás en el. Y la mujer, entonces, mira al cielo y ruega por el hijo que lleva dentro. Ahora sí tiene un amor y un motivo de supervivencia.
¿ Te vuelves y aceptas el temido entorno ? , ¿ Y si sigues ? puedes encontrar vida o muerte.
¿ Te vuelves y aceptas el temido entorno ? , ¿ Y si sigues ? puedes encontrar vida o muerte.
10 comentarios:
Pues ésta película de Rossellini no es de las que más me han conmovido. No logró hacerme conmover el drama que sufre Ingrid Bergman en su profunda y absorta soledad.
La escena en la que la protagonista anda por el pueblo con todo el mundo murmurando a su alrededor no me conmovió; supongo que, porque en general, no me gusta demasiado Rossellini.
Lo siento, pero para contestar a tu última pregunta, siempre hay que seguir, huir hacia afuera de tí mismo. Sólo así se puede llegar a algún lado.
Un beso muy grande, y perdona mi tardanza en encontrarte, pero ando liadisima por motivos familiares. Un placer retornar a tu bloguera compañía.
He leído, Schwan, varias críticas de la película muy parecidas a la que tu realizas, por lo que es muy posible que muchos no sientan el drama porque la Bergman o Rossellini no hayan logrado el objetivo.
Sin embargo, personalmente las imágenes llegaron a transmitirme la soledad, el rechazo al entorno y del entorno, la belleza cruda y cruel de la naturaleza. En especial la necesidad de salida de una situación, que tantas veces se produce en la vida cotidiana.
Hay gustos para todos y agradezco el comentario que has aportado.
Por otra parte, también estoy con falta de tiempo para muchas cosas que quisiera. Eso parece un mal de nuestros tiempos.
Espero que estés bien y tus asuntos familiares se vayan resolviendo convenientemente.
Igualmente , es un placer compartir nuetros escritos.
¡ Qué vaya bien, Schwan !
No he visto la película.
Pero yo hui a Lisboa y encontré las siete colinas de las que hablan los taxistas.
(Un beso)
El pasado verano la pasaron por Tv. como a las 4 de la mañana. la ví ya empezada y me encantó. Describe muy bien el ambiente opresivo del pueblo, y el final tremendo de la Bergman, que nos hace quedarnos con la duda.
.
No he visto esta película y no puedo opinar sobre ella, pero lo que te puedo decir es que a veces yo misma he sentido deseos de abrir una puerta y escapar, donde?
ni lo sé , solo escapar.
Te dejo un beso muy fuerte Morgenrot.
Ego, si ya has encontrado las siete colinas, espero que estés fundando la futura capital de tu propio imperio interior.
El día que pongan la película, recuerda y si lo deseas, la ves. Es diferente.
Saludos con colinas laureadas
Alfaraz, ¿ te has fijado que lo mejorcito lo transmiten a horas que no se puede ver a no ser que trasnoches ?
El final es abierto, lo deja a nuestra imaginación.
Un afectuosísimo saludo
Pues sí, Aguabella, esas tentaciones escapistas son muy constantes en mí, y de facto, es mi sueño para un incierto futuro.
Un abrazo
Hola querida Morgenrot, por fin tengo algo de tiempo para visitarte. Bergman siempre me ha encantado como actriz, tenía una facilidad de hacer cualquier personaje suyo, reíamos, llorábamos, sufríamos e incluso amábamos junto a ella, era extraordinaria, lamentablemente siempre se la ha tachado como impura por sus líos amorosos. Esta película creo que fue el primer papel que le dio Rosellini después de recibir su carta de presentación y de ahí nació su historia de amor.
Es una pena que películas de antaño, para mí las mejores, las pongan en horario inaccesible para la mayoría de los mortales. En fin, espero que cambie la programación, últimamente está putrefacta.
Entiendo perfectamente esa sensación de escape, a menudo he querido salir corriendo, sólo con lo puesto, sin rumbo, sin mirar atrás.
Grossen Kuss meine liebe Freundin
Mi apreciada Fair Lady;
También tengo entendido que los amores entre la Bergman y Rossellini se iniciaron con esta película.
Lo de la T.V es un tema bochornoso, se adiestra a la masa en la más penosa frivolidad y vulgaridad.
Y me alegra con no ser la única que más de una vez ha querido salir huyendo, parece que es una tendencia de muchos.
Me encanta volver a leerte en estos lares.
Un fuerte beso, Ana.
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