sábado, 7 de julio de 2012

RELATO DE UNOS ZAPATOS



Nos despertó el ruido de las cajas. Ella nos destapa con un " ea, los encontré ".
Nuestra dueña, nos utiliza poco, muy poco, por incómodos, pero somos rojos y zapatos, con una misión que cumplir esa noche,
y ¡ qué noche !, así pues estábamos dispuestos a volver al mundo de los humanos , ese orbe tan inconcebible.

¡ Fútbol, era fútbol !, la final de una copa de Europa, la de España. El escenario, una especie de bar de copas víctima del intento de una decoración " pseudoneoyorquina " con un ambiente sevillanísimo, valleinclanesco, en definitiva. Allí, iban entrando los prototipos humanos más dispares, la mayoría aparentaba gran entusiasmo, otros pocos una frialdad propia de la soberbia, unos cuantos de corazón triste se vistieron de frívolos y otros, frívolos por naturaleza se mostraban a sí mismos.

La algarabía era notable e " in crescendo " con los goles y las copas. Baco se estaba adueñando de la mayoría , los prejuicios se evadían y cada uno dejaba escapar algo de su propia verdad. Por unos momentos la gente olvidó algo de sus penas, las vistió con guirnaldas de dicha y pronta caducidad.

Llegó la hora de cerrar, todo tiene su término y nosotros volvemos a la caja no sin antes ser fotografiados por nuestra dueña, muy gentil por su parte. Cerrada la caja, los tristes seguían tristes, los necios más necios, los del mucho pensar algo más repletos y los frívolos más insustanciales.