miércoles, 26 de enero de 2011

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA



Hará cuestión de semanas que se cruzó en mi camino un documental europeo con el título que consta ut supra. Menciono expresamente el adjetivo europeo frente a los más típicos documentales norteamericanos. Me agradan especialmente los de mi continente por su aparente seriedad, objetividad, sobriedad y estética, quizás mi europeísmo se encuentre en lo subyacente de mis preferencias.

Desconocía que era eso de " una vejez " ya previamente determinada y me encontré con la realidad misma que nos posee: la obsolescencia programada no es más que el motor secreto de nuestra sociedad de consumo, no crecemos sólo para crear y satisfacer necesidades, pues el lema es crecer por crecer. Si la sociedad no compra, la economía no crece.


Antiguamente el enfoque europeo era el siguiente:
Elaborar el mejor producto, que dure ilimitadamente.
El enfoque americano desde los años 20 es :
Conseguir un consumidor insatisfecho, una vez disfrutado el producto debe adquirir otro nuevo, más atractivo.
Lamentablemente nos consta el enfoque ganador: lo nuevo y lo bonito sienta las bases del consumo actual.

Dice el refranero español que si quieres conocer ciertamente a alguien debes ir a su casa. Pensaba en ello pues no debo ser el ejemplo  de una obsolescencia programada. Observo mi sala de estar y a mi lado se encuentra una mesita de San Antonio de cuando mis abuelos se casaron, junto a ella un cuadro de 1901 que adornó durante mucho tiempo el hogar de mis abuelos. Una mesa central la preside un frutero de mi abuela en el que vierto restos de frutos secos de todos los lugares del mundo: castañas de Hungría, piñas de Alemania, pistachos griegos, nueces portuguesas...Los cuadros antiguos que acompañaron mi niñez en casa de mis padres están colocados en las paredes; el buró de mi madre,  en el que reposa la cámara de fotos que compró mi padre cuando nací y que hasta hace poco tiempo he estado utilizando.En definitiva, un sin fin de objetos obsoletos con vida propia rodean mi estancia.

Fuera de mis paredes ingenieros y diseñadores juegan a una máxima impuesta: acortar la vida de los productos, diseños innovadores que quedan añejos con rapidez. El objetivo es ¡ usar y tirar !. Un artículo que no se desgasta es una desgracia para los negocios, la economía se acelera por el incremento de ventas y, por ende, de la producción.
La impresoras contienen un chip que determina el número limitado de copias, su vida útil. El nailón de las medias está preparado para unas cuantas puestas, cuando en principio era ilimitadamente duradero. Las baterias de innumerables productos electrónicos están preparadas para una muerte segura y a corto tiempo. ¿ Cada cuánto tiempo cambiamos de móvil ?, las posibles respuestas asustan.
Así el objetivo de compras frecuentes y repetidas tienen una víctima: nosotros y nuestro limitado planeta.

En la economía comunista no existía la obsolescencia programada, pero con la caída del muro el consumismo desenfrenado se da tanto en el este como en el oeste, aunque es importante constatar que existen muchos consumidores dispuestos a luchar contra el sistema.
Y - ¿ cómo soporta nuestro planeta limitado el consumo ilimitado ?. Estamos creando auténticos contenedores gigantes en lo que otrora eran ríos , bosques , tierra en suma.
Existe en flujo de residuos constante que acaban en el Tercer Mundo,- ¿ dónde no ?-.Cloacas y vertederos inmensos, el basurero del mundo. Véase esta imagen de uno de ellos en Ghana:

Nuestro despilfarro es demoledor para el usuario y el medio ambiente.
Los críticos de la sociedad del crecimiento alegan la insostenibilidad a largo plazo de este sistema, el crecimiento sin límites no es compatible con un planeta acotado. Claman por un replanteamiento completo, como en la naturaleza. El mundo natural no crea residuos, crea nutrientes. Debemos conseguir que negocio y sostenibilidad vayan de la mano, de forma que generemos nutrientes imitando lo natural.


"El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de algunos "
Gandhi.

- ¿ Y el hombre ?-, ¿ Es feliz con el consumo masivo ?, porque si así fuera, seríamos felicísimos...