jueves, 4 de noviembre de 2010

HISTORIAS DEL DÍA A DÍA

Ya anochecido vi un hombre que arratraba las piernas, arrastraba años y el cansancio en sus ojos. Portaba tres pesadas bolsas de un supermercado de precios bajos. La gente pasaba a su lado, y pasamos como si no viéramos a nadie, como si nadie hubiera. Vemos a los conocidos y a los que nos interesan. Los pobres y los viejos, interesan a pocos, a muy pocos.

Pero ese día, también vi como una mujer que arrastraba penas se paró junto al anciano, con breves palabras le tomó la mayor parte de las bolsas y siguió junto a él un camino coincidente. Al cabo de un tiempo élla lo ayudó a descansar en un banco , soltó las bolsas, le deseó suerte y prosiguió sóla su propio camino.

Son historias del día a día