jueves, 23 de septiembre de 2010

TIERRAS, GENTES Y..." COLILLAS "


Primeros días de este mes de septiembre, vuelo Sevilla destino Franfurt, pero no al grandioso aeropuerto de Franfurt am Main, sino Hahn, segundo aeródromo de la llamada " Mainhatan ". El avión repleto, globalizado, gentes de todo el mundo, la mayoría volviendo de sus vacaciones en su tierra natal y vuelta al trabajo en el país de acogida, otros de turismo, los menos de paso a otro destino.
Llegada a Hahn, recogida de equipajes y los fumadores raudos a la salida con los cigarillos en mano. Fuera nos encontramos muchos de los pasajeros del vuelo, entrando en el recinto por bebidas, saliendo y fumando.
Coincidimos con un matrimonio de sevillano con italiana - de esa tierra en la que florece el limonero, como escribía Goethe-, y su bebé. La pareja trabaja en Alemania, él también estudia ciencias empresariales allí, aunque ya sea licenciado en España, pero no le convalidan varios años de estudio. Lo tiene claro, me decía:
" Vuelvo antes de lo previsto, en Sevilla no hay quien aguante el calor, aquí hay trabajo y posibilidades de prosperar ".
Su esposa fumaba, apura el cigarro y tira la colilla al suelo. De repente se gira y diciendo " ¡ Huy!, que estoy ya en Alemania ", busca la colilla, la toma del suelo, se dirige a la papelera-cenicero y la coloca en su sitio.
Un amigo me dijo, ¿ por qué no lo hace también en Sevilla ?, y muchos pensamos lo penoso de nuestra tierra y la falta que nos hace concienciarnos de muchas normas cívicas.
Recuerdo la estación de Términi , en Roma, repleta de colillas, y recuerdo una famosa playa del sur de España en la que casi había tantas colillas como arena. También recordé las calles de Sevilla, cenicero de facto para casi todo fumador.
Las botellas, por supuesto, había que devolverlas ya vacías al punto de venta. Quince céntimos pagan por casco de medio litro. Algunos españoles novatos se sorprendían. Con reembolso y educación es más difícil encontrarse una botella en el suelo,
 ¿ verdad ?. Pues igualmente la norma no es tirar la colilla en la calle. Nadie obliga, sólo la conciencia de cada cual, puesto que de todos son los espacios públicos. Es civismo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

REGOCIJOS DE VERANO

Dejemos las insatisfacciones, que son muchas, para recrearnos en lo que en un verano cualquiera lleva a que me ensimisme.

Unas cuantas de pequeñas alegrías...

.- La mirada robada.
.- Una buena compañía.
.- Las campañadas de las Iglesias.
.- Nadar en el frío mar.
.- Los paseos a orillas del Miño.
.- Un taxista amable.
.- Disfrutar de una bellísima puesta de sol a 30.000 pies de altura.
.- La armonía de Wiesbaden.
.- Un concierto de Cohen.
.- Las esencias de Rosen-Garten.
.- La casa natal de Goethe.
.- Recrearse a orillas del Rhin.
.- El abrazo amigo.

Me quedará alguna nimiedad de esas que hacen olvidarnos , por unos instantes, de nosotros mismos.