viernes, 30 de enero de 2009

SILENCIOS


Invité a cenar a un hombre.
No quiso mirarme a los ojos.
Comió en paz.
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Poema de L.Cohen. The energy of slaves.
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Mutismos que proporcionan las esencias de las relaciones. Por los silencios llega la mesura del vínculo del uno y del otro. Silencios que gritan alabando la armonía. La mudez desgarra lo visible para permitirnos viajar a los interiores de una relación.
Cuando el silencio enfría, mal augurio.
Cuando el silencio quema y apacigua, el núcleo permanece fundido.

viernes, 23 de enero de 2009

DIÁLOGOS


M.J acaba de llegar desde Madrid a Sevilla. Se encuentra en casa de su amiga A. El objetivo es pasar juntar unos días.
En una habitación , A. está en su escritorio y M.J. se echa sobre la ventana semiabierta. El sol de Sevilla reluce espléndido en un Otoño tranquilo.

M.J. riéndose.: " ¿ De dónde has sacado esa planta , A. ? ".

A. : " ¿ La de la ventanita ?, ¿ vamos, la que "reluce" horripilante junto a mis palmeritas ? ".

M.J, que sigue riéndose: " Sí, esa ; es que no te pega mucho ".

A.: " Es que no me pega nada. Me la regaló mi chacha . ¿ Acaso no ves que es una planta propia de chachas ? ".

M.J. Carcajeándose, no puede articular palabra.

A.: " No me hables de la planta porque cada vez que la veo me da un guantazo estilístico ".

M.J, Con sarcasmo y risas. : " Es que yo tenía otra igual....ja, ja, ja y ¡ adivina !, también me la regaló mi chacha ".

A. Ahora es la que se ríe casi estrepitosamente.:" Bien sabía yo que era una planta " chachera ". Yo no había visto una cosa más fea en todos los días de mi vida. Y ahí está, que no soy capaz de matarla, ¡ Ufff! .
Bueno, ¿ y qué ha sido de la tuya ?".

M.J: " Como podrás entender, yo no podía ni mirarla, así que primero le eché lejía a mansalva".

A.: " Vamos, a lo Livia en tiempos de Augusto ".

M.J.:"Sí, pero falló.". Le entra de nuevo un torrente de carcajadas. " Se puso aún más robusta ".

A.: " No me lo puedo creer, pero no me extraña que ese ser sea de otro mundo y no haya quien la mate ".

Risas de ambas.

A. : ¿ Y qué has hecho ?.

M.J.:" Pssss., calla, ". habla despacio y muy tenue. " La congelé ".

A.: " ¡ Ay , mi madre ! ". Se ríe. " ¿ Fuiste capaz de congelarla ?".

M.J.: " Sí, fue la única manera de terminar con élla ".

A. :" ¡Ahhhhh! , yo no podría con mi conciencia. Sé que no tengo remedio y que " esa " me entierra. Pero , he pensado en regalarla, y ¿ a quién le hago yo esa maldad ? . También se me ha ocurrido plantarla en el parque, pero ¿ y si me denuncian por atentado estético ?. No puedo. Hay que tener más violencia de la que poseo para dar fin a una vida".

Pasó el tiempo, y la planta sigue ahí, y continuará, por los ¿ siglos de los siglos ?. ¡ Qué dudas !.

martes, 13 de enero de 2009

LA ESTANCIA Y LA INGRATITUD



La canción de Larralde, "Las cosas que pasan", es plena, no sobra, no falta un signo de puntuación, una palabra. Se comenta per se en su propia grandeza.
Lo profundo es tal que tan sólo , después de meditarla, cabe la asociación entre aquellos tiempos de la Estancia y los nuevos de la firma, de la empresa.
En estancias o empresas, los que son honrados y responsables trabajadores la vida allí se dejan, y como nada es perdurable, a cada uno le arriba el día predeterminado para la salida.

Nos cuentan en estadísticas las cifras de parados, pero detrás de cada marcha hay una historia, un posible drama y el dolor de la pérdida.


El tiempo en la estancia se mide por peculio , así se arregla. Tan impersonal y frío como un cheque o transferencia, un finiquito, una comparecencia amistosa en magistratura.
En las sombras permanecerán los recuerdos de los que se marchan ; a más estancia temporal, mayor será el desconcierto del operario ; más evocaciones, más dudas; la inquietud de la incertidumbre y el trasfondo del fracaso.

En el corazón del obrero late el olvido del patrón. La injusticia de disiparse en un instante la valía alcanzada jornada tras jornada. Basta un equívoco, una excusa, para borrar una loable trayectoria. Toda una vida.
Y si más humanidad envuelve al saliente , deseará un adiós personal ,y se encontrará con la noticia de la negativa de un patrón para recibirle. Tal es la ingratitud que no se debiera cumplir por recoger, únicamente el trabajo bien hecho debe ser guía.


Algunas ocasiones la ida se produce con la llegada de un nuevo ejecutivo, y hasta es probable que al que estrena el cargo, lo haya formado el saliente. Sí, instruído, protegido, y guiado por el que se marcha. Se crían cuervos y te sacan los ojos. Pero la vida es un carrusel que vueltas da, arrieros somos y en el caminito nos encontraremos.

El trabajador tiene su orgullo y su dignidad, aunque sea tratado como mercancía sobrante.

Tomará su tarjeta de transporte, de ida sin vuelta, echará la vista atrás por última vez en dedicatoria a sus objetos de trabajo, sin más que un adiós de algún loco no adicto a la dirección.


Hace unos días, un amigo me recitó un poema que provocó mi llanto. Este post se lo dedico a mi estimado S.R, y a todo ser humano que sepa de despedidas, de olvidos, de discordancias, de ingratitud, de dignidad, de responsabilidad y de frustración.

El poema, casi como me lo recitaron está aquí. Escúchenlo despacio, no es más que la vida misma.





COSAS QUE PASAN


Nadie salió a despedirme
cuando me fui de la estancia
solamente el ovejero, un perro nomás
Cosas que pasan.


El asunto, una zoncera,
un simple cambio de palabras,
y el olvido de un mocoso,
del que puedo ser su tata.
Y yo que no aguanto pulgas,
a pesar de mi ignorancia,
ya no mas pedí las cuentas,
sin importarme de nada.

No hubiera pasado esto,
si el padre no se marchara,
pero los patrones mueren,
y después los hijos mandan.
Y hasta parece mentira,
pero es cosa señalada,
que de una sangre pareja,
salga la cría cambiada.


Los treinta años al servicio,
pal’ mozo no fueron nada,
se olvido mil cosas buenas,
por una que salió mala.
Yo me había aquerenciao,
nunca conocí otra casa,
que apegado a las costumbres,
me hallaba en aquella estancia.


Sí hasta parece mentira,
mocoso sin sombra e’ barba
que de guricito andaba,
prendido de mis bombachas.
Por él, le quité a unos teros
dos pichoncitos, malaya!
Y otra vez, nunca había bajao un nido,
y por él gatié las ramas.



Cuando ya se hizo muchacho,
yo le amansé el malacara,
y se lo entregué de riendas,
pa’ que él solo lo enfrenara.
Tenía un lazo trenzao,
que gané en una domada,
pal’ santo se lo osequié,
ya que siempre lo admiraba.


Y la única vez que El patrón,
me pegó una levantada,
fue por cargarme las culpas,
que a él le hubieran sido caras.
Zonceras, cosas del campo,
la tranquera mal cerrada,
y el terneraje e’ plantel,
que se sale de las casas.
Y eso, pal’ finao patrón,
Era cosa delicada.



Y bueno, pa’ que acordarme
de una época pasada,
me dije pa’ mis adentros,
todo eso no vale nada.


Sin mirarnos, arreglamos,
metí en el cinto la plata,
le estiré pa’ despedirme mi mano,
Pa’ que apretara, y me la dejó tendida,
cosa que yo no esperaba.
Porque ese mozo no sabe,
si un día ha de hacerle falta...


Tranqueando me fui hasta el catre,
alcé un atado que dejara,
y me rumbié pal’ palenque,
echándome atrás el ala.
Ensillé, gané el camino,
pegué la ultima mirada
al monte, al galpón, los bretes,
el molino, las aguadas,
De arriba abrí la tranquera,
eche el pañuelo a la espalda,
por costumbre, prendí un negro,
talonié mi moro Pampa,
y ya me largué al galope,
chiflando como si nada.

Nadie salió a despedirme
Cuando me fui de la estancia,
Solamente el ovejero, un perro nomás,
Cosas que pasan.



Poema de Don Víctor Abel Jiménez

Musica de Jose Larralde

jueves, 8 de enero de 2009

LAS AFINIDADES ELECTIVAS

La imagen de la vicisitud como puente a la fatalidad.
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La naturaleza del ser humano es enigmática, intrincada como puzzle de piezas infinitas. Adentrarse en ciertos elementos es ardua labor ; todo aspecto se supera en sí mismo y desborda cualquier expectativa de aprehensión , pues añadiendo a su propia complejidad, la propia del entorno, los factores se multiplican y el encaje del puzzle se torna inaccesible.
De la atracción entre humanos en la que rigen elementos ininteligibles y es camino de la pasión que domina a la pareja formada, muchos caminos son los posibles para el porvenir, para un mañana con bases de estabilidad o de ruptura, sometido el futuro a las bases previas y a lo deparable por elementos externos.
La fidelidad como compromiso , tan necesaria como atacable, aliarse debe a la razón, pues el humano, en su esencia es débil ante la seducción, el imán de otro ser interpuesto es tan posible como hondamente doloroso cuando el amor perdura y madura en la pareja formada. El nuevo elemento es el explosivo con espoleta. Las consecuencias son ignotas, dispares...y derraman angustia , suplicio, profunda desolación.
Un tema tan " vivido " es el central de una novela, y de muchas otras, pero la que traigo a colación es, quizás, la más completa leída sobre las relaciones humanas en lo pasional, cuando se produce el cruce de enigmáticas relaciones.
Un químico sueco, allá por el siglo XVIII, llamado Bergmann, realizó un riguroso estudio del comportamiento de los elementos químicos y de las atracciones entre estos , formulando un principio : " Attractionibus electivis ". Cierto es que no podemos extrapolarlo de forma exacta a la antropología, pero un escritor ya en edad madura y con gran habilidad para asimilar la naturaleza del ser y de las ciencias, aplicó el citado principio a determinadas relaciones humanas, denominándolo, " Die Wahlverwandtschaften ", en alemán.
Así nace " Las afinidades electivas " de J.W von Goethe que, a la fecha es una obra de plena actualidad, cuya lectura y estudio supone adentrarse en matices sublimes del alma con profunda filosofía y multitud de aspectos: interrelacciones amorosas, la razón, la moral, los impulsos del corazón.
La " affinitas " de los cuerpos químicos, trasladada al hombre y la mujer. Amor, pasión, renuncia y muerte . Una continua danza en el misterioso círculo de las afinidades. Heridas de honda pasión, que temen sanar y cerrarse, corazones que temen ser felices.

Existen leyes y normas en lo recóndito y camuflado , poseyendo un poder de seducción del que el hombre no puede librarse. El cruce de pasiones entre elementos se resuelve en soledad. La renuncia o la muerte como único fin, lo que se inicia como ejercicio científico termina en tragedia, permaneciendo el enigma químico-moral.

Por la propia natura del ser humano la pasión le impide completar el amor. Si hay amor verdadero, la pasión y la inclinación pasan a un segundo plano. Sólo la consumación puede curar las grandes pasiones, pero desbordaría la naturaleza del hombre al destruir nuestro estado moral. Las pasiones, como enfermedades recurrentes suponen el triunfo del destino sobre la libertad. Al dejarnos mecer por una pasión, nos alejamos del camino de la moral, y esto implica culpa, y la culpa impide reequilibrar las relaciones y sólo la expiación mediante la renuncia permite el reencuentro con la dignidad moral. Nadie es más esclavo que quien se tiene por libre sin serlo.

Y el enigma continúa. Y el hombre es hombre desde el principio. Quizás una clave esté en el obligado equilibrio razón-corazón.
Para afinidades electivas , con exitoso final, aunque caro precio, la de David y Betsabé. Os dejo con el Halleluyah, que compuso Cohen para esta historia y que John Cale interpreta magnificamente: